A altas horas [Watson]

*Pocas personas habia en la habitación principal que tenía el fumadero, tan solo los solitarios o los que no querían pasar un segundo sin la adorada droga. Pero incluso desde la misma puerta se podía oir el ruido que había en la puerta trasera, donde toda la clientela del bar hacía sus apuestas a ver quien ganaba en la pelea que se estaba disputando. Las peleas callejeras eran cosa normal en el barrio, podía haber unas cinco en toda la noche si era peleas minimamente buenas. La regla era siempre la misma, solo una, ganaba quien dejase KO al otro.

Pero eso yo ya lo tenía bastante conocido. No era la primera pelea en la que estaba, ni el puñetazo que acababa de recibir era el primero. Tampoco el ultimo ya que mi contrincante se preparaba para propinarme un segundo, que me dio en toda la barbilla haciendome girar. Frunci el ceño y me giré nuevamnrte de cara a él. Era enorme, alto y ancho, todo músculos. Era el que llevaba el record de victorias. Yo aun no habia perdido ninguna pelea pero no llegaba a igualarle, más que nada porque me pasaba por aqui tan solo una vez en semana o quizas menos.

Paré el siguiente golpe que trató de darme y sonreí de lado. Ahora comenzaría de verdad la pelea. Los ultimos diez minutos tan solo habían sido mero calentamiento*

Había aprovechado que su esposa había salido con sus amigas para ir a visitar a su amigo Holmes. Había pasado únicamente una semana que no lo veía, pero para él le parecía una eternidad. Aún no se acostumbraba a estar separado mucho tiempo de aquel detective y de solo pensar que cosas estaría haciendo aprovechando la ausencia de él le hacía erizar los cabellos de la nuca. Holmes nunca había sido una persona.... bueno dejemoslo ahí.

No se extraño al no encontrarlo en su hogar. Estaba anocheciendo, y seguramente Holmes se encontraría en algún bar emborrachandose como siempre. Suspiro resignado. Era el día de hoy que aún no entendía como pudo vivir con ese hombre tanto tiempo. Era como el día y la noche. Sin embargo siempre supieron llevarse bien... o bueno eso creía.

Se quedo unos minutos más frente a la puerta de su antiguo hogar, con la leve esperanza de que apareciese. Borracho, o con alguna mujer.. o las dos cosas al mismo tiempo, pero que apareciese. Sin embargo al cabo de un rato decidió ir a buscarlo por su propia cuenta. De seguro se encontraría medio inconsiente contra la barra, o tratando de ligarse alguna mujer de dudosa honradez.

Con su paso elegante, utilizando su amado bastón como ayuda, se dirigió hacía el bar donde, sabía, frecuentaba su mejor amigo. Solo esperaba que no se viera en una pelea contra nadie.. o tendría que hacer uso de su bastón para sacarlo.

*Un golpe certero en la nariz le traería tanto dolo que las lagrimas se le saltarian nublandole la vista, evitando ver mis siguientes movimientos. Aplastar su cabeza con ambas manos lo desorientaría haciendole oir las cosas distorsionadas, confundiendolo. Una patada en la entrepierna lo haría caer y no levantarse. Ganaría el combate con facilidad.

Ya estaba sin camiseta y sudando a chorros. Mi cuerpo estaba cubierto con el sudor al igual que el de mi contrincante. La pelea se habia vuelto algo aburrida. El golpeaba y yo paraba. Siempre así. No me gustaban ese tipo de peleas asi que aceleré el final.

Un golpe en la nariz con la base de la palma de mi mano. Vista nublada. Palmada con su cabeza por medio. Desorientacion. Rodilla clavada en la entrepierna. Excesivo dolor. KO. Ganador del combate: Sherlock Holmes*

-El ganador del combate es BASIL!! *muchos gruñeron. Sonrei con satisfacción ante todo esto. No era mi verdadero nombre. Sería absurdo darlo. En este bar siempre era Basil. Sin ningun apellido, claro* Toma, chico *dijo el hombre tendiendome una botella de buen vino. Mi premio*

En efecto, a pocos pasos de la puerta de aquel bar pudo escuchar perfectamente ruidos de peleas y màs tarde vitoreos. Una voz profunda gritò sonoramente entre la multitud el nombre del supuesto ganador: Basil. No hizo màs que rodar los ojos, y seguir caminando hacìa el bar. Holmes y sus peleas por el alcohol. ¿Cuàndo cambiarìa ese hombre?

Acomodò su traje, y soltando un leve suspiro entrò al bar que a primera vista parecìa tranquilo. El cantinero apenas levantò la vista para verlo e inclino levemente la cabeza en forma de saludo que èl mismo correspondiò. Los cantineros y la clientela de frecuencia ya conocìan a Watson el mejor amigo de Basil y el que siempre lo sacaba de aquel bar aunque fuera a regañadientes.

Cruzò el salòn para dirigirse a la puerta que habìa en un lateral, a sabiendas que Holmes estarìa allì, puesto que las peleas callejeras se realizaban en ese lugar.
Abrio la puerta de la habitaciòn y frunciò su nariz al ver a su mejor amigo completamente sudoroso y sucio contento con su buen vino en la mano. Sin pensarlo un segundo se dirigiò a su lado, aprovechando que los demàs estanaban alrededor del "contrincante" seminconciente.

- Tendrìa que decirte felicitaciones? - susurrò a su oìdo.

Mire la botella. Probablemente con una libre hubiese podido comprar un vino mejor que el que me habia ganado a base de puñetazos. Pero la adrenalina que me proporcionaba el combate era tal que no me importaba pelear por nada. Me gustaba y lo necesitaba para no volverme loco. LE quité el tapón y bebí a morro de ella, bebiendo bastante ya que la pelea me habia dejado sediento.

Al rato escuché una voz conocida detras de mi y no pude evitar sonrerir con diversión. Watson habia vuelto a mi. No solía tardar mucho en hacerlo. Probablemente en busca de alguna historia que pudiese escribir. O quizas porque su vida se habia vuelto aburrida ahora que no estaba viviendo conmigo. Pero lo mejor de todo era que siempre que venía lo hacía sin el consentimiento de Mary. Y eso hacia que ella me odiase más y yo me divirtiese más. Era retorcido lo sabia pero no podía negar que a su marido le iba la aventura.

-He ganado ¿no? - dije volviendome hacia él y tendiendole la botella de vino. Sabía que no bebería. Ahora que era un burgués su paladar refinado tan solo bebía licores caros. Además, no tenía buen beber.

Rechazò la botella que le tendìa con un movimiento negativo de su cabeza, y enarcò una ceja, a la par que lo miraba de arriba a abajor. Aùn no entendìa como podìa gustarle pelear y terminar de esa manera por un vino que no valdrìa ni dos cèntimos; tranquilamente Holmes podrìa comprar uno mejor que ese.. sobre gustos no hay nada escrito pensò en su fuero interno, a la par que le palmeaba su sudoroso hombro.

- Serìa raro que no lo hicieras - respondiò simplemente, a sabiendas que esa frase alimentarìa el ego de su amigo. Pero ¿Què màs daba?. Sinceramente lo habìa echado de menos, dado que ya no tenìa a quien cuidar... una forma de decir por supuesto. - dime, ¿que te cuesta esperarme en tu casa? Te mande un recado esta mañana diciendo que pasarìa a visitarte - frunciò el ceño. - sè que no soy una completa diversiòn, pero al menos deja que visite mi antiguo hogar.

Al principio le habìa resultado raro empezar su vida de nuevo y con Mary a su lado. Ella era una compañía excelente y una esposa perfecta, sin embargo, tenìa la sensaciòn de que su vida se volvìa demasiado... monotona sin aquel hombre que decìa ser su mejor amigo a su lado.

*Chasqueé mi lengua cuando dijo aquello y una sonrisa satisfecha se me puso en el rostro. Decía la verdad. No habia perdido una pelea desde que habia pisado este lugar por primera vez. Al principio se habian sorprendido, pero ya estaban acostumbrados que el delgado Basil ganase hasta a los más robustos luchadores. En mi caso se cumplía el refran que decia que más valía la maña que la fuerza. Era un experto en artes marciales gracias a mi padre*

- Querido Watson, bien sabe que soy un alma inquieta - dije caminando hacia dentro del bar, si aquello se podía llamar asi. Era un fumadero de opio mal disimulado donde vendían vino y cerveza barata. El camarero me saludó con un gesto de cabeza y alzó su jarra de cerveza hacia mi, celebrando mi nuevo triunfo. - Lo esperé, durante una hora completa, pero tuve que hacer algo y era esto o la cocaina - informé. Sabía que mi amigo desaprobaba mi uso del narcótico, decía que estaba enganchado a ella cuando no era cierto, tenía control absoluto de ella y podia dejarla cuando quisiera. Tan solo no quería. Él como medico se preocupaba demasiado por mi salud. - Sabia que sabria encontrarme aqui

*Nos sentamos en una mesa alejada del humo. De nuevo tomé un trago del vino y lo dejé en la mesa. Seguía sin camiseta y completamente empapado en sudor. Casi antes de que me diese cuenta la hija del camarero dejó mis ropajes en un banco que habia a nuestro lado. Me sonrió, mas no me di cuenta. No tenía ojos para las mujeres. Watson solía reprocharmelo^*

No pudo más que hacer una mueca divertida al oír el primer comentario de su amigo. Holmes no era una persona totalmente ególatra, pero siempre tenía su comentario narcisita, algo que muchas veces lo tentaba para la risa, pero que disimulaba perfectamente. Estar en ese sucio "bar" junto a su amigo, haciendo bromas, le hacía dar cuenta de todo lo que lo había echado de menos. Sin embargo esas palabras no saldrían de su boca. Ni aunque estuviera drogado haría ese comentario.

Se sentó junto a él en una de las pocas mesas que quedaban y que estaban limpias. No iba a tomar nada, dado que nunca había sido de beber, por lo que se dedicó a juguetear con su bastón entre las manos. Se sacó su gorró, poniendolo cuidadosamente encima de la mesa, mientras lanzaba un resoplido. La cocaína. Había empleado miles de métodos para tratar de que su amigo abandonara esa adicción. Por más que Holmes dijera que tenía esa cosa completamente controlada, él desconfiaba de esas cosas. Se preocupaba demasiado por su amigo. Era como si fuera su propio hermano, y lo cuidaba. Por ahi excesivamente. Pero lo cuidaba.

- Esta bien, esta bien mi estimado amigo. Aunque hubiera jurado que yo dije que pasaría a visitarte a la hora que pase.. Pero mi cabeza estaría distraída y lo he olvidado - soltó una alegre risa, a sabiendas de que no se había equivocado para nada. - creo que lo conozco demasiado bien, como para saber que lo encontraría aqui. De todas maneras me gustaría visitar de nuevo mi antiguo hogar. Me gustaría ver el orden en la que se encuentra.

Vio como una linda señorita dejaba cuidadosamente la ropa de Holmes sobre la silla que estaba vacía y tambien vio como posaba sus claros ojos sobre su amigo, como si estuviera interesada en el. Sin embargo el ni siquiera se dio cuenta, eterno distraido. Solto otro suspiro y una vez que aquella sumisa señorita se retiro, se acerco un poco mas a él.
- Cuando dignaras a sentar cabeza?

*Mi cuerpo se estremeció al rato de esta alli. Era invierno y aquel antro no tenía paredes lo suficientemente gruesas como para aislarse completamente del frio. No habia sentido el frio hasta ahora, justo cuando mi cuerpo se habia relajado de la pelea disputada recientemente. Hice crugir mi cuello de un lado a otro y me puse la camisa color tierra que habia llevado me habia puesto antes de salir de casa. Aún no tenia demasiado frio como apra ponerme la chaqueta y menos el abrigo. El sombrero que me habia regalado Irene tambien lo habia llevado hoy, para proteger mi cabeza de la helada*

- Si te pasases más a menudo ni siquiera la echarías de menos *dije encogiendome de hombros mientras me abrochaba los botones de las mangas de la camisa. Tan solo tenía unos leves cortes producidos por la pelea, nada grave, Watson me habia visto en peores condiciones, la verdad. Ambos habiamos pasado por cosas mucho más graves que unos simples golpes.

Lo miré algo extrañado cuando mencionó lo de sentar cabeza. Mi amigo tan solo habia mencionado eso cuando le habia hablado de Irene por primera y ultima vez. Él no sabia quien era ella ya que nunca habia mencionado su nombre. Pero sabía que no iba a olvidar a la unica mujer que habia logrado entrar en mi analítico corazón*

- Watson, usted nació para estar con una mujer, ayudar a sus pacientes y tener pequeños *rei entre dientes al imaginarme a sus hijos* Pero yo nacía para investigar, meterme en problemas y ser capaz de salir con la ayuda de mi mente...somos diferentes *rei entre dientes sobre algo que se me habia ocurrido* Aunque mi madre estaría más feliz si fuese como tu.

Vio como su amigo se ponía la camisa, y agradecío estar completamente abrigado por el crudo invierno que se desataba en las calles de Londres. Un médico que no se cuidara era bastante irónico solía decir su Mary cuando veía que él hacía poco caso a su salud, pero era casi un obsesivo cuando se trataba de cuidar a otras personas. Se cruzó elegantemente de piernas mientras miraba alrededor de ellos distraidamente. Tendría que haberse imaginado que terminaría en ese antro con Holmes, y no en su hogar como había pensando desde un principio. Era muy inquieto, como él había mencionado anteriormente; y sabía perfectamente que no podía quedarse en un mimso lugar durante mucho tiempo.

- Últimamente he tenido muchos pacientes a causa de la época invernal y se me ha echo imposible venir a visitarte a ti y a la casa - replicó con voz cansina. No era la primera vez que le mencionaba eso, pero Holmes siempre se acordaba de lo que le convenía. Como en el caso de su revolver. Le tiraba indirectas para que se lo devolviera, pero Sherlock hacía como si se olvidara. Algo tipico de amigos como ellos. Por lo menos tenia una excusa perfecta para ir a visitar su antiguo hogar.

Vio los cortes que tenía su amigo en los brazos, y una franja de preocupación adorno su rostro. Los dos estaban acostumbrados a sufrir mas que unos pequeños rasguñones, pero su vena médica tambien era inquieta, y ya estaba archivando aquellas heridas en su mente, para luego sacar el tema de nuevo y curarsela. Parecían simples y nada graves, pero no quería que algo simple se volviera peor. Era demasiado perfeccionista con las cosas, y hasta que esas pequeñas heridas estuviera completamente curadas no pararía hasta sanarlas.

- Oh vamos no digas tonterías! - contestó al último comentario, haciendo un pequeño gesto con la mano - tú una vez me dijiste que nadie entraría en tu corazón en tu vida... y mira. - se encogió de hombros. Con la amistad de Holmes se había vuelto, quizas, demasiado perspicaz. Solo una vez él le había mencionado la presencia de una mujer en su vida, pero esa única vez le habia bastado para ver en sus ojos ciertos destellos de ilusión. -

*Chasqueé mi lengua en señal de molestia. Era un gesto que no solía hacer con nadie nada más que con él, delante de todos era un hombre tranquilo y que poco se enfadaba, pero él me conocía como nadie y era estupido fingir. Y menos ahora. Él sabía que el tema de Irene o La Mujer como la conociamos los dos para evitar decir su nombre, era un tema tabú que no traía nada bueno. Desde aquel día en el Campo de mi familia no habiamos hablado de ella. Ni siquiera le habia contado que habia estado presente en su boda. Por lo tanto no llegaba a comprender porqué lo sacaba justamente ahora*

- Eso fue hace tiempo, Watson, es cosa olvidada *le aseguré. Mas era una completa mentira, nunca la olvidaría. Ella era la unica mujer que, como bien habia dicho mi amigo, habia calado hondo en mi corazón analítico. Era la unica que lograba hacerme sentir como si fuese una persona normal y no una maquina de pensar.

Noté como me miraba el brazo y no pude evitar frunci levemente el ceño. Sabia que estaba preocpado por mis cortes y probablemente dentro de nada tratase de curarmelos. Seguro que en ese maletín tenía las cosas para hacerlo. Nunca salía sin sus enseres de medico*

-Y deja de mirar mi brazo asi, son solo cortes superficiales, viejo amigo *bromeé metiendome con su edad*

Le lanzó una mirada divertida, al ver como su amigo chasqueaba la lengua en señal de molestia. El verdadero Sherlock Holmes, el gran, tranquilo y afable detective, se mostraba tal cual era únicamente frente a él. Y no le molestaba en absoluto. Le gustaba saber que su amigo confiaba lo suficientemente en él como para bajar esa coraza que tenía alrededor suyo. Sin embargo no le gustaba verlo de esa manera. Aún no podía sacarse da la cabeza, la imagen ilusionada de su mejor amigo cuando habló por unica vez de aquella misteriosa mujer. Si tan solo supiera quien era ella... No iría a decirselo a la cara.. pero una pequeña ayudita no le viene mal a nadie ¿no?.

- Si tú lo dices amigo.. - contestó simplemente, recostandose en la silla, que crujió un poco por su peso. Por supuesto que el tema NO estaba olvidado. Y él ya lo tenía completamente archivado en su mente desde el primer dia en que Holmes la mencionó. Esto no terminaría tan facilmente como se creía el detective. Ni siquiera comenzaba. - Y dejaré de mirar tu brazo cuando lo vea completamente curado Holmes, odio verte con esas heridas. ¿Sabes? He tenido que amputarle un brazo a un hombre que no quise cuidarse de la manera en la que se le indicó.. tú no querrías ser ese hombre no? - esta bien, admitía que mentía un poquito, pero eran mentiras piadosas, y tenían el fin de curar a su amigo, nada más.

- Te quiero ver a los 43 llegar de la misma manera en la que estoy yo - río, divertido, guiñandole un ojo, y simulando ser un fortachón. Ok, no lo era, pero no parecía la edad que tenía, y eso era lo mejor.

*Rodé los ojos y moví mi silla justo al lado suyo, puse mi antebrazo sobre la sucia mesa del bar y me remangue la manga dejando a la vista los pequeños cortes que me habia hecho al chocar contra la madera que delimitaba el rin de las peleas. Sabia que mi amigo exageraba solo por el mero hecho de que quería curarme, era estupido que lo hiciese ya que él bien sabia que yo no era estupido. Podia sobrevivir sin su ayuda, lo habia estado haciendo antes de conocerlo y despues de que se casase con Mary. De echo dos nuevas cicatrices ya curadas adornaban mi cuello, un recuerdo de mi ultimo caso*

-Bien cureme entonces, Watson, antes de que tengas un amigo manco *dije alzando una ceja, bromeando* Y te aseguro que si llego a los 43 llegaré peor que usted...ademas de manco *dije siguiendo con la broma^*

Siempre había tratado de comportarse como el serio y responsable doctor que era, cada vez que estaba al lado de su mejor amigo. Sabía que a veces se portaba demasiado disciplinado y con actitudes totalmente diferentes a las de Holmes, pero también sabía que cuando se quería poner en "malo" fallaba estrepitosamente. No podía negar que se divertía cuando estaba al lado de él, y más porque Holmes sabía perfectamente que cosas decir para que a él se le pasara el enojo enseguida, y se volviera la persona bromista que era realmente. Ya solo podía decir que se comportaba de forma seria únicamente cuando estaban enfretando un gran peligro. Y estas en un bar de mala muerte lleno de borrachines, mientras curaba la el brazo de su "hermano" no presentaba una forma de peligro. No pudo entonces, más que aguantar una pequeña risa que quería salir de sus labios, sin exíto, dado que su boca se contorsionó en una divertida sonrisa, y sus ojos centellaron alegres. Volvía a vivir experiencias que solamente las había experimentado cuando ese dichoso detective estaba cerca de él. Eran niminidades, cosas pequeñas.. pero siempre había valorado las pequeñas cosas de la vida. Y prefería miles de veces estar al lado de aquel hombre que rodearse de amigas de su amada esposa, fingiendo prestarle atención a una charla que no le llamaba la atención en lo absoluto.

No tardo ni siquiera dos minutos en curar aquellas heridas que tenía en el brazo su amigo. No podía negar que él mismo se había curado sus heridas perfectamente, pero no lo iba a decir, dado que su orgullo no se lo permitiría. No quería constatar y afirmar algo que temía. Sherlock cada vez lo necesitaba menos.

- No quiero tener un amigo manco, además cómo harías para tocar el violín a las tres de la mañana?, nuestra Sra. Hudson extrañara escuchar tu tan maravillosa música a las tres de la mañana. - sonrío, mientras le palmeaba el hombro, luego de que terminara de venderlao apropiadamente. - llegarás mejor que yo Holmes, creeme.

Sonrei de lado al verlo reir. Debía admitirme a mi mismo que extrañaba los momentos que compartía con el médico. Podía hacer mi trabajo en solitario a la perfección, pero no podía negar que su ayuda siempre era bien recibida. Escuchaba mis casos y pese a que su mente no era tan ágil como la mía, hacía preguntas que me planteaban algún que otro dilema. Siempre era bueno contarle a alguien un caso para tener otro punto de vista y él era el indicado para ello.

Una vez tuve el brazo listo me lo miré mientras hablaba, podría habermelo curado yo mismo pero probablemente el vendaje se me hubiera caido nada más moverlo un poco. Era algo que no llegaba a dominar, los vendajes.

- Bueno, creo lo sustituiría por el revolver - dije recordandole que tenía hábitos más ruidosos que el violín. Uno ellos era practicar el tiro al plato en el salón, asi como jugar a los dardos en las paredes - Suelo necesitar tan solo una mano para dispararlo.

Solto una pequeña carcajada, mientras desinfectaba con alcohol los utensillos que había usado para "curar" a Holmes, y los guardaba prolijamente en su maletín par adejarlo luego sobre una silla, al lado de él. Siempre había sido así de perfeccionista con su trabajo. Por más que muchas veces Holmes se hubiera burlado de él por esas cosas, a él le gustaba tener todo en completo orden, ya sea en orden alfabetico, cronologico o lo que sea. Ahora que vivía en una cosa que era un completo orden, no podía entender como había echo para vivir tantos años en un lugar con un hombre que era directamente el polo opuesto a él. Sin embargo, podía admitir que al entrar a su nueva casa, extrañaba un poco ver aquel desorden que tanto caracterizaba a su joven amigo. No decía extrañar el violin a las tres de la mañana, hacía noches que dormia plácidamente, y no pensaba cambiar esa costumbre... pero no podía negar que visto desde otro punto de vista era divertido inventar excusas a la gente que llegaba de visita a la casa, cuando a su migo se le daba por querer jugar con SU revolver. Y la Sra Hudson con los pelos de punta andar por los alrededores del hogar diciendo que un día mataría a todos.. ahogó otra risa al recordar aquellas cosas. Si, las extrañaba demasiado.

- Bueno, no había sopesado esa opción - dijo él, mientras jugueteaba con el bastón entre sus manos, mientras fingia hacerse el pensativo. - creo que la Sra. Hudson lamentará que no te haya amputado los brazos entonces - bromeó él, mirandolo - dime amigo.. quiero novedades, - dijo, cambiendo de tema, luego de unos momentos. Sabía lo del asesinato en el Palace, y también quería ver todas las deducciones que había sacado. Quería aventuras de nuevo.. por más que no lo dijera en voz alta. Además le tendría que contar la buena nueva a su "hermano"

Asenti con cierta diversión. Esa mujer adoraría el dia que me fuese de alli para otro lugar, sin embargo sabía que me echaría de menos tanto como mi amigo. Era excentrico como yo solo y mis manías eran de las peores vistas, alcoholico, fumador, drogadicto y sin embargo la gente solía tomarme cariño. El porqué aún era un enigma para mi. Tal vez porque trataba bien a mis amigos o tal vez porque mi personalidad tenía algo bueno que yo no lograba encontrar.

- Novedades...son pocas, querido amigo - mentí. No supe realmente porque solía ocultarl cosas cuando se trataba de Irene. Me había costado dos meses contarle el porqué de mi depresión y ahora no estaba seguro si lograría ocultarle el porqué me había ido repentinamente de su lado en la fiesta y porque luego no habia vuelto. - Como sabrás no estoy oficialmente en el caso del Palace - dije sonriendo de lado - Por supuesto que sí lo estoy de forma extra-oficial.

Me sentía orgulloso de ello. La policía quería la fama completa de ese caso, lo comprendía, tambien sabía que estaban estancados pero su orgullo les impedía venir a verme. Orgullo estupido. Ellos bien sabían que yo probablemente fuese el doble de avanzados en el caso que ellos y sin embargo ahí seguian dandole vueltas a pistas sin sentido.

Se rascò su barbilla en actitud de pensativa, mientras escuchaba hablar a Holmes acerca del asesinato que se habìa suscitado en la Palace. Mary y èl mismo se habìan tenido que quedar horas en aquel lugar esperando para que pudieran testificar. Y luego habìa tenido que mandar a su querido esposa sola, en el carruaje, hasta su casa porque èl tenìa que quedarse a atender a las personas que se desvanecìan... en especial mujeres histericas que lo ùnico que querìan hacer era llamar la atenciòn de los demàs. Habìa sido un baile funesto sin duda. La pròxima vez recapacitarìa dos veces antes de ir a un evento como aquel. Una cena a solas con su esposa en algùn restauran sonaba màs seductor.

Levantò una ceja, sin creerle del todo lo que dijo en el primero comentario. Si Holmes tenìa pocas novedades èl no tenìa bigote. Y como èl tenìa mucho bigote, Holmes tenìa muchas novedades que no le querìa contar. Pero no le importaba, ya las averiguarìa èl mismo. Estaba acostumbrado a que no le quisiera contar las cosas. Cuando vivìan juntos era màs fàcil. Solo bastaba con revisar su correo y punto. No pudo evitar una carcajada al oìr eso ùltimo. Muy pocas veces el jefe de policìa se dignaba a involucrar oficialmente a Holmes en los casos. Era demasiados orgullosos como para aceptar que era unos buenos para nada.

- No sè porque me imagine que este caso no se lo perderìa - dijo algo ensimismado, - has descubierto algo nuevo? O me necesitas a mi? - bromeò mientras dejaba su bastòn entre sus pienras y se acercaba màs a la mesa recordando algo - me vas a explicar tu tan pronta desapariciòn en el Baile?

Preguntas, preguntas y más preguntas. Algo que caracterizaba a su amigo era su escasa, o más bien nula, capacidad para controlar su curiosidad. Uno, con el paso del tiempo, llegaba a acostumbrarse cada vez un poco más, pero su reciente separación y la costumbre de hacerlo todo en solitario de nuevo, me había hecho olvidar las manías de mi querido doctor particular. Y al parecer él también había olvidado mis manias de ocultarme datos para luego contarlo todo con pelos y señales, sin dejarme ningún cabo suelto.

- He descubierto algunos datos inquietantes que estoy seguro que la policía o cualquier detective desconoce... - comenté recordando aquella conversación indirecta con Mimi. Aquella donde me había relatado el peligro. No nos enfrentabamos a cualquier asesino. - Pero me guardaré a mi mismo mis teorias hasta que no las compruebe - Luego, como era evidente, preguntó por mi huida en la fiesta. Pero esta vez no me había tomado desprevenido y me había buscado una escusa bastante coherente.

-Digamos que prefería dejarte a solas con la Sra Watson, así pudo contarte...aquel pequeño secreto ´- dije guiñandole un ojo. No se me escapaba nada.

Escuchó atentamente las palabras que decía su mejor amigo. Por supuesto que no le iba a decir nada. ¿Porqué se habría ilusionado con que le contaría alguna conjetura, o algún pensamiento que tenía por el caso?. Si, semanas sin vivir bajó el mismo techo junto con Holmes, le había echo olvidar algunas pequeñas cosas como esas. Sin embargo sabría que si insistía se le escaparía algún que otro dato, y él podría sacar algunas conclusiones que luego le ayudarían a su joven amigo; aunque en ese momento y en ese lugar no le apatecía hacer tal cosa. Quien sabe quien estaría escuchando. No confiaba mucho en la gente que estaba en ese bar.

Su cara perdió un poco de su color al escuchar el último comentario. Él no sabría.. ¿no?, no, no tendria que saberlo, no mencionó nunca nada sobre Mary, y sabía que ella no se llevaba muy bien con él como para correrle a contarle la noticia. Se acomodó mejor en su asiento, corriendo un poco la silla para atrás y parandose más erguido, posición que tenía como defensa.
- No sé a que te refieres - carraspeó, mirando hacía otro lado.

Genial. La jugada me había salido perfecta. Habia conseguido distraerlo tanto del caso como de mi repentina fuga en la fiesta de Fin de Año. Y todo gracias a mi magnifica capacidad de deducción, era un hacha, su actitud defensiva tan solo me había hecho confirmar mis sospechas. Era ironico que me hubiese enterado mucho antes de que él.

- Claro que lo sabe - dije luchando por ocultar una sonrisilla satisfecha. Sabía que a él le molestaba sumamente que mi ego fluyera en el ambiente con total libertad, pero me era tan dificil controlarlo que la mayoría de las veces se me escapaba. Justo como aquella primera cena con su esposa, fatidico recuerdo para los tres - Lo que no sé es el sexo ¿niño o niña, doctor? - pregunté alzando una ceja, haciendo notar lo que me divertía todo aquello^*

Sí. Holmes había logrado por completo lo que él no queria que pasar: olvidarse de un caso tan importante como era el asesinato del Palace. El detective conocía muy bien a su amigo, como también sus puntos débiles, y en ese momento estaba tocando un tema que él mismo aún no había asumido del todo: ser padre por primara vez en sus 43 años de vida. Carrapeó de nuevo, sin necesidad alguna, tratando de ganar tiempo a lo que sería una respuesta inevitable. ¿Cómo diantees lo había sabido?

Se acercó un poco más a su mejor amigo, apoyando sus brazos sobre la mesa y acercandose a su oído lo miró sinceramente incrédulo. Lo había atrapado en un callejón sin salida; lo había dejado como un soldado sin armas en medio de un campo enemigo.
- Cómo... como lo supiste Holmes? - pregunto, sin poder evitar decir en voz alta esa pregunta que tenía dando vueltas en la cabeza, junto con las otras millones.

Sonrei de lado, de forma satisfecha, era divertido saber que pese a todo el tiempo que ambos llevabamos juntos podía sorprenderlo aún. Me gustaba ese pico de curiosidad del que gozaba mi amigo, eran de las cosas que me hacían echarlo de menos, pero claro eso son pensamientos que uno nunca decía. Era mi amigo, tenía su vida y yo la respetaba...por mucho que me fastidiase.

- Querido Watson, usted para ser medico goza de un sentido escaso de la percepción - le dije, como tantas muchas veces en las que nos habíamos enfrentados con casos médico. Y si, estaba tratando a su mujer como a un caso, asi era yo, mi vida se centraba en ellos. Por lo tanto me dispuse a exponerle mis deducciones - Formé mi hipotesis en la fiesta de fin de año, todos sabemos que el champán era caro, rico y de una textura que su esposa adora. Ella, como vos, es de fino paladar. Sin embargo cuando me ofrecí a traeros una copa ella no comentó nada ¿Quién no querría beber en una fiesta de tanta calidad como esa? Probablemente alguien que por algun motivo concreto no pudiese - Rasguñé mi cabeza notandola aún algo sudorosa. Me haría bien un buen baño - Después, o más bien antes, me fijé en sus dientes. Supongo que la Sra Watson ha pasado ya la etapa de los vómitos, ya que sus incisivos estaban levemente amarillentos justo detrás, como el de las personas enfermas que suelen vomitar continuamente...o como el de las embarazadas - Mis ojos brillaron - Su llegada me hizo descartar que estuviese enferma por lo que solo quedaba una opción.