A su entera disposición (Para Denise)

Llegué a la casa de Denise Laroque por la tarde, cuando sabía que ella no estaría trabajando. Intenté parecer lo más tranquilo y educado posible, y evitar hacer comentarios que pudieran herirla. No era muy habitual en mí comportarme así, pero sabía que tendría que tratarla con delicadeza. Había pasado por algo horrible, por lo más denigrante que podía sucederle a una mujer, y necesitaba mi ayuda.
Mi amigo, el doctor Wilson, me había pasado su caso aquella misma mañana, sabiendo que yo podría solucionarlo mucho antes que la policía, y de una manera mucho más discreta, evitando que la reputación de la señorita Laroque se viera perjudicada. Nadie más tenía por qué enterarse de lo sucedido.
Menudo desgraciado... Gente así no merecía ir a la cárcel, sino morir de la peor manera posible. Odiaba a los hombres que trataban así a las mujeres, y por eso había decidido hacerme cargo de aquel asunto, pese a no estar familiarizado con casos de violaciones y llevar, al mismo tiempo, otro caso de asesinato. Iba a encontrar a aquel hombre, e iba hacerle pagar por lo que había hecho.
Llamé a la puerta con decisión.

Era una tarde radiante, la gente aprovechaba la calidez del sol para pasear y disfrutar del día.
Sin embargo encerrada en su hogar me encontraba yo. Sintiéndome algo débil y atemorizada.
Esa mañana no fui a la tienda, pero esa no era una de mis mayores preocupaciones.

Por la noche apenas había dormido, cuando cerraba mis ojos podía sentir sus manos recorriendo mi cuerpo, como si a cada momento reviviera la pesadilla.
Sabia que no podía vivir así, pero por el momento, sentía que no podía hacer mas, o quizás si, pero mi angustia no me lo permitía.

Fui hacia la cocina a preparar un poco de té, una combinación de hierbas traídas de mi tierra, su sabor era dulce y relajante, aquello me haría bien. Coloque el agua y pronto comenzó a hervir, ya estaba listo.
Tome asiento y decidí relajarme despejar mi miente. Pero el sonido de la puerta me quito de mis pensamientos.
Algo sobresaltada me puse de pie y me acerque a la entrada, no sin antes pasar por enfrente de un espejo, me detuve unos momentos a verme, a pesar de estar bien arreglada, lucia algo pálida y aun eran notables los moretones y rasguños de aquella noche.

Me acerque a la puerta y tímidamente la abrí. De inmediato me asuste al ver la figura de un hombre, mis manos temblaron, pero a los pocos segundos me tranquilice al ver que se trataba del señor Mason.
Recordé en ese instante que él me había citado en su hogar para hablar sobre el caso de mi padre, sin embargo no pude asistir por lo que había sucedido.
¿Será ese el motivo que lo trae por aquí?

-Señor Mason!.- exclame sorprendida.- Por favor, pase.

Abrí la puerta para que ingresara y rápidamente la cerré.

-Buenas tardes señor.- realice una reverencia. – ¿Qué lo trae por aquí? –pregunte en tono tímido y con la mirada clavada al suelo.

A pesar de ser alguien conocido, aun me inquietaba estar frente a un hombre. Sentía algo de vergüenza al verme desconfiada frente al señor Mason, siendo alguien tan respetable.

Mis ojos no tardaron en examinar todo cuanto me rodeaba en aquella casa. El apartamento era pequeño, y los muebles eran sencillos, humildes, propios de una proletaria, aunque la decoración era vistosa y exótica, evidentemente se debía a la milenaria cultura de la cual provenía la señorita Laroque.
Mientras me quitaba el abrigo y la bufanda, pensaba en lo que debía decirle. Nunca solía andarme con tantos miramientos con nadie, pero no queria herirla con algún comentario. Tal vez yo no fuera el hombre más bueno del mundo, ni el más respetuoso, pero tampoco era un sádico, y no quería que la pobre sufriera más de lo que ya lo había hecho.
- Lo que me trae por aquí es su caso, señorita Laroque. Su nuevo caso, aunque cuando terminemos de hablar sobre esto podremos hablar también de su padre, si usted sigue deseando esa información. Por favor, siéntese - dije, con mis mejores modales, mientras apartaba una silla para ella y yo me sentaba delante suya - Sé que esto será doloroso para usted pero, precisamente por ese motivo, mi amigo el doctor Wilson pensó que usted se sentiría más cómoda y menos violenta si alguien que ya conocía, y que además tenía la capacidad y discreción suficientes, se encargaba de su caso. No tendremos que meter a la policía en esto, si usted no quiere. Nadie más tiene por qué enterarse, su reputación no se verá manchada. Puede confiar en mí, y le aseguro que encontraré al desgraciado que le ha hecho esto y se lo haré pagar. Usted sólo tiene que proporcionarme una descripción, lo más detallada posible, de cómo era, y de dónde le encontró y estuvo con él. ¿Tiene aún el vestido que llevaba aquella noche?

Desde el momento en que lo vi, supuse cual seria el motivo de su visita, sin embargo quería asegurarme.
Sinceramente no deseaba ver a nadie, no deseaba ver a nadie, no por el momento. Pero a su vez deseaba que atraparan a aquel sujeto que me ataco, no por venganza, yo ya lo había perdonado. Después de todo, el agresor es el más desafortunado de todos. Pero deseaba que lo atraparan para que no hiriera a más mujeres.

-¿Puedo ofrecerle algo para beber?- pregunte intentando evitar llegar al grano, lo cual fue imposible.

En el poco tiempo que llevo de conocerlo, el señor Mason no andaba con rodeos, él prefería ser directo, algo bastante admirable debo admitir.
Me pidió que le relatara una descripción de mi atacante, sin embargo se me hacia difícil contestarle, todo estaba tan oscuro.
Trataba de hacer memoria de recodar algo además del ataque.
Me puse de pie y me excuse con el señor Mason, para luego dirigirme hacia una habitación y regresar con un paquete, envuelto en tela y anudado con una fina cuerda.

-No sabia que hacer, pensé en deshacerme de él, pero luego pensé que aquello no seria conveniente.- le entregue el paquete al caballero y luego tome asiento. –Es el vestido que llevaba esa noche.

Mi mirada se dirigió al suelo y respire profundo intentando acomodar mentalmente los hechos de aquella noche para poder contarle.

-La otra noche estaba en mi tienda realizando algunos perfumes, cuando quise dar cuenta de la hora el sol ya se había ocultado y era cerca de la media noche.- comencé mi relato.- Cerré el negocio y rápidamente emprendí camino hacia aquí. Camine dos calles, sabia que debía caminar unas calles más y me encontraría con la avenida al girar a la derecha. Sin embargo me equivoque, y gire una calle antes, como hace poco que vivo aquí, y la falta de luz, no podía distinguir los edificios. Continúe caminando creyendo que mas adelante me encontraría con la avenida, pero me había equivocado, lógicamente pensé que volviendo sobre mis pasos, hacia atrás, regresaría y podría hallarme. Fue en ese momento cuando sentí su voz susurrándome al oído, intente alejarme de él, pero me persiguió hasta acorralarme en un callejón. Allí comenzó todo.- mis ojos comenzaron a humedecerse y mi voz se dificultaba, pero debía mantenerme firme para acabar con mi relato.- Intente zafarme, incluso lo golpee, pero su fuerza era mucho mayor a la mía, incluso podría jurar que era mayor a la de cualquier otro hombre que haya conocido. Me golpeo repetidas veces y luego abuso de mi.- hice una pausa para pensar en si había algo relevante que pudiera ayudarlo.

Lamentablemente no recordaba mucho de lo sucedido. Mi mente parecía haber bloqueado ciertas partes, ciertas escenas.
Estaba por darme por vencida, cuando pude recordar algo.

-Oh! Recuerdo algo!.- dije algo sobresaltada.- Recuerdo algo que me ha parecido extraño, tal vez le sirva.- mire a los ojos al señor Mason.- Aquel sujeto… parecía como si hablara consigo mismo, pero no como alguien normal, era como si hubiera alguien mas allí y le pedía que se detuviera.

- Se lo agradezco, milady - dije, de forma muy educada, mientras envolvía el vestido que ella me entregaba - Aunque usted no lo crea, este vestido puede darnos pistas sobre su agresor. Se lo devolveré cuando haya acabado de analizarlo, a no ser que usted no desee volver a verlo, en cuyo caso me desharé de él.
Escuché muy atentamente su historia. Quise acercarme a consolarla cuando sus ojos se tornaron llorosos, pero no sabía si eso sería peor. Una de las características más conocidas en una mujer violada era que no solían tolerar el contacto con un hombre durante algún tiempo.
- Todo lo que me ha dicho me será útil, puede estar segura - le dije.
Me había interesado de manera especial lo último que me había dicho. Puede que se tratara de algún individuo con trastorno de personalidad y, si estaba tratado, era muy posible que encontrara su ficha entre los archivos psiquiátricos del hospital.
- Si recuerda algo más, o desea contarme algo nuevo, no dude en contactar conmigo. Y no deje que esto le marque de por vida, Denise - dije, mirándola a los ojos, y llamándola por primera vez por su nombre - Debe continuar con su vida poco a poco, no debe derrumbarse. No es la única a la que le ha pasado esto, esto no ha sido por su culpa. Puede vovler a retomar su vida.

-Si es posible, por favor, deshágase de él.- dije refiriéndome al vestido.

Suficiente conservaba en mi memoria, si deseaba liberarme de esas cadenas debía cambiar todo, renovar, limpiar mi mente.
Así como había dicho el señor Mason, debía continuar y aunque por dentro una parte mía deseaba morir, no debía rendirme ante ello.
Sabía que no era nada fácil, y Mason también lo sabia a pesar de no haber pasado por ello, encontraba mucha razón en sus palabras: no había sido mi culpa, y debía continuar con mi vida.

Si aquel hombre que me ataco era alguien que disfrutaba de aquello, lo mejor que podría hacer era demostrar que podía ser más fuerte que él en espíritu.

Me detuve a mirar a los ojos al señor Mason, era tranquilizante, y creo haber mostrado en mi mirada ápice de esperanza.
En ese momento pude recordar algo más de aquella noche.

-Ummh! .-exclame en un suspiro sorprendida.- Acabo de recordar algo, espero que le sea relevante… recordé algo que me fue extraño, en un momento cuando yo me encontraba en el suelo, y él estuvo a punto de… bueno, ya sabe.- trague algo de saliva y baje mi mirada, hice una pausa y continúe.- Extrajo de su saco un pequeño frasco, e intento beberlo, pero él mismo lo impidió… como explicarlo… Era como si una parte de él quería beber aquel líquido del frasco, mientras que otra parte suya no, arrojándolo y destrozándolo contra el suelo. Parte del líquido cayó sobre mi vestido. –señale el paquete que le había entregado hacia un rato.

Mi expresión se tornó más seria, concentrado en lo que acababa de decirme. Aquello parecía extraño, aunque me daba más pistas de las que yo hubiera esperado. Podría tratarse de un hombre con un claro caso de bipolaridad aguda, y tal vez el frasco contuviera su medicación. En cualquier caso, debía ponerme manos a la obra al instante y analizar el vestido sin demora.
- Le agradezco muchísimo su ayuda, milady. Ha sido extremadamente útil. Tengo que marcharme para contrastar todos los datos lo antes posible, pero le aseguro que volveré a visitarla en cuanto tenga la respuesta a todo este asunto. Pero antes... Le dije que estaba investigando la desaparición de su padre. He encontrado algo nuevo, ¿le gustaría saberlo, o quizá este no sea el momento adecuado?- le pregunté, dejando la elección en sus manos.

Respiré profundo, me sentía un poco mas tranquila, confiaba en que el señor Mason podría llegar a una conclusión de quien se trataba, y así evitar que le suceda a alguien más.
Lamentablemente, el miedo y la oscuridad del callejón me habían impedido ver sus rasgos, sin embargo recordaba su aroma, me era familiar.

En ese momento sus palabras me recordaron que aun continuaba el caso de mi padre.
Sentí miedo, sentí curiosidad, algo de ansiedad, pero deseaba saber algo de él.

-¿Puede decirme ahora? Por favor.- conteste rápidamente.- El caso de mi padre es lo que me ha traído aquí y sabe que no deseo otra cosa más que saber su paradero.

Parecía como si todos los problemas y todo lo que daba vueltas en mi cabeza hubieran desaparecido. Me acerque un poco mas a él para oír atentamente lo que tenia para decirme, sean buenas o malas noticias, deseaba conocerlas.

Me imaginaba que esa sería su respuesta. Lo que más necesitaba ahora alguien en su estado era esperanza.
Rebusqué en mi bolsillo hasta que di con mi cuaderno de notas, lo abrí y arranqué una página.
- En esta dirección está la casa de su familia paterna. No sé si su padre sigue viviendo allí o no, pero me consta que allí vive un hombre que corresponde a su descripción. Le dejo en sus manos si desea confirmarlo, hablar con él u olvidarlo todo. Y no se preocupe por el dinero, no tiene nada que pagarme. Le deseo suerte, Denise.

Abrí mis ojos sorprendida. El señor Mason obtuvo la dirección de la casa de mi padre, y no solo eso, según su investigación, alguien de sus características habitaba allí!
Deseaba tomar aquel papel y salir corriendo a encontrarme con mi padre, era lo que mas necesitaba en este momento.

-Muchas gracias señor Mason, no sabe lo agradecida que le estoy.- dije con voz entre cortada, pues algunas lagrimas comenzaban a brotar de mis ojos. Lagrimas de alegría. –Sé que el dinero no es algo que a usted la preocupe, pero por favor acéptelo, o al menos dígame como puedo compensárselo. –realice una reverencia en modo de agradecimiento. –En verdad le agradezco mucho.

Dentro mio había una mezcla de emociones, sentimientos encontrados me confundían cada vez que intentaba transformarlos en simples.
Pensaba en lo que me había sucedido, pensaba en mi padre, dentro mio había cientos de cuestionamientos y muy pocas respuestas, pero sabia que las hallaría de algún modo u otro.

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Offrol: Disculpe la tardanza, estoy en plena mudanza y aun no tengo internet, espero poder conectarme mas seguido.

- No es nada, sólo hago mi trabajo - dije, sintiéndome incómodo ante la gratitud de la señorita Laroque - De ninguna forma, me niego a aceptar ningún pago. Es mi última palabra. Sólo espero que las cosas entre su padre y usted se arreglen y su vida comience a cambiar para mejor. Se lo merece, Denise - dije, de forma sincera - Ahora debo irme, aunque espero que sigamos en contacto. Si tiene algún problema, no dude en contar conmigo, ya sabe cómo localizarme. Suerte - dije, mientras salía por la puerta.