Primer día de trabajo [Libre]

Hoy era un día especial, me levante temprano, algo raro en mí, desayune lo más rápido que pude. Era un acontecimiento importante, estaba nerviosa. Me vestí con uno de mis vestidos favoritos, era rosado con algunas flores, la parte superior tenía un diseño similar al de un kimono, mientras que la falda era la de un vestido convencional y larga, todo se ajustaba a la cintura con un lazo que caía a un lado. Me calce los zapatos y me recogí el cabello. Quería estar bonita y presentable.

Al salir a la calle note como el sol alumbraba por entre las nubes.

-Todo saldrá bien.- me decía.- Papá, sé que estarás orgulloso de mi.

Ni bien llegue me detuve a admirar la fachada de aquel lugar.

“Hana no Kaori”, un nombre muy sencillo a decir verdad, pero plasma mi herencia japonesa.
Estaba frente a mi tienda, pequeña, sencilla, no muy llamativa, pero era mía y sabía que podría hacer sentir orgulloso a mi padre, esté donde esté.

Abrí la puerta, el lugar se encontraba a oscuras, me dirigí hacia las ventanas y deslice aquellas cortinas pesadas dejando entrar la luz y las amarre con un lazo.
Retire el cartel con la leyenda de “cerrado” y eche una mirada a todo el lugar.
Todo estaba en orden.

Di un largo y profundo suspiro mientras cerraba mis ojos y me reposaba sobre el mostrador.

-Hoy será un largo día, ¿Qué me deparara? ¿Quién sabe?

Busque a tientas la direccion de una tienda en London Center, la verdad no entendia bien la letra del sujeto que me dio la direccion, pero estaba comenzando a sospechar de los posibles riesgos de perderse y no encontrar al final del dia el lugar en el que queria comprar un regalo para una vieja amiga por su cercano cumpleaños. Un perfume seria lo mas indicado, acompañado de un racimo de flores por supuesto, no se tenia que limitar a como concentir una dama cuando esta estaba en celebracion de su cumpleaños.

Pase cojeando por las calles mirando el numero de las casas, casi choco dos veces por andar un poco menos espabilado que de costumbre, notaran que mi velocidad no era buena ni tampoco mi caminar, asi que tenia que recorrer calles en el menor tiempo posible antes de tener que ir a visitar a los siguientes pacientes.

- esta debe de ser - con la voz suave me adentre en la tienda de aspecto oriental y me dedique a caminar haciendo eco con mis zapatos al tocar el suelo e ir mirar unos frascos que tenian en exhibicion pensando cual seria el mas indicado de elegir, alguien estaba en el mostrador observandome desde que entre - lo siento - me quite el sombrero y me acerque a ella - estoy buscando un presente para una dama, ¿me podria ayudar a elegir cual seria la mejor opcion?

Recorría con la mirada cada rincón de mi negocio.
Me preguntaba si a la gente le agradaría, es algo… diferente a lo que se acostumbra.

El tintineo de las campanillas que colgaban de la puerta me quita de mis pensamientos y me regresan a la realidad.
Un hombre con un muy elegante porte ingreso en la tienda.
Mi primer cliente.- pensé.
Sentí un poco de nerviosismo, pero debía mostrarme natural.

-Buenos días caballero.- sonreí mientras realizaba una reverencia. – ¿Puedo ayudarlo?- pregunte amablemente.

Hice una pausa esperando su respuesta.

- estoy buscando un presente para una dama, ¿me podria ayudar a elegir cual seria la mejor opcion?
Preguntó aquel sujeto.

-Por supuesto.- sonreí mientras camine hacia él.- Dígame, ¿usted sabe que es lo que a ella le gusta? ¿Algo que disfrute, algo que recuerde? Los aromas se conjugan con los sentimientos de las personas.

Entré en la tienda con paso seguro, mientras subía los cuellos de mi abrigo. Aquel establecimiento era nuevo, y yo debía conocer todo lo que se hallaba en Londres, era imprescindible para mi trabajo.
Se trataba de una perfumería. Ya había algunas otras en la city, pero aquella parecía distinta. Más éxotica y artesanal, menos cara y exclusiva. Los perfumes que allí había no parecían ser los típicos que las damas aristócratas y burguesas solían usar. La tienda estaba adornada con motivos orientales.
Cuando llegué al mostrador vi, no sin sorpresa, que allí estaba el doctor John Watson, al que yo ya conocía un poco gracias a un amigo común, Sherlock Holmes. Sin duda habría entrado en esa tienda buscando algún obsequio para su esposa.
- Buenos días, doctor. ¿Cómo se encuentran usted y su encantadora esposa? - pregunté, mientras me apoyaba cómodamente en el mostrador.
Frente a nosotros estaba la dueña de la tienda, y no me soprendió al comprobar que se trataba de la señorita Denise Laroque, una de mis más recientes clientes.
- Vaya, buenos días, milady. No sabía que tuviera una tienda - dije, recordando quew me había dicho que su padre era perfumista.

Sonreí amablemente al ver en su rostro una leve preocupación, suele suceder que se desconozcan los gustos de alguien, no es nada de otro mundo.

En ese momento oigo de nuevo la campanilla de la puerta, rápidamente me volteo a observar quien había ingresado, tal fue mi sorpresa al ver la figura de alguien familiar. Se trataba del señor Mason.

Con una sonrisa realice una reverencia ante él y lo salude amablemente.
-Buenos días señor Mason, es un honor tenerlo aquí. – sonreí.

Luego de esto me voltee a ver a mi cliente, el cual me había mencionado que los tulipanes eran el objeto de agrado de la mujer a quien le daría un presente.

-Estoy para ayudarle en lo que desee.- exclame alegremente. -Tulipanes…- dije pensativa mientras me dirigía hacia uno de los escaparates en el cual se encontraban exhibidos diversos frascos coloridos, tome unos cuantos y los estacione sobre el mostrador.

Me sentía muy emocionada al poder presentar mis perfumes, deseaba que todos fueran aceptados con gusto.

Tome unos pañuelos y aplique unas cuantas gotas de los perfumes en cada uno para así poder darlos a “degustar”.

-Este de aquí posee una combinación cítrica.- dije extendiéndole uno de los pañuelos.- Y estos poseen notas dulces.

Mientras el caballero comparaba los aromas dirigí mi mirada hacia el señor Mason.

-Desea que le enseñe algún perfume señor Mason.- pregunté.

- Sólo estaba dando un paseo y me topé con esta tienda. Ya saben que es mi obligación conocer cada esquina y establecimiento de Londres, mera curiosidad, aunque, ahora que lo dicen... - les dije, notando como acudía a mi mente una idea - ¿Tendría la amabilidad, señorita Laroque, de ayudarme a encontrar un perfume adecuado para una dama? Yo no soy nada experto en este tema.
Evité tocar el tema de la investigación sobre su padre, al menos hasta que estuviéramos a solas, me gustaba ser discreto con mis casos.
- ¿Cómo se encuentra el señor Holmes, doctor? Tengo entendido que esté de viaje en el extranjero por motivos de trabajo. Espero tenerle de nuevo entre nosotros pronto.

La dependienta me ayudo en la tan dificil eleccion que tenia por delante seleccionando ella los prospectos para el regalo perfecto, estudie los frascos antes de oir que sobre la información de los olores que tenia cada uno. Laroque, habia oido del señor Mason sobre el nombre de la joven que me estaba atendiendo, tome los pañuelos uno a uno para "probar" el aroma que me daba a la eleccion oyendo muy de lejos la conversacion con él señor Mason. Levante la vista todavia oliendo uno que otro, no decidiendome cual tenia mejor toque de suavidad.

- mmm.. ah Holmes, bueno como sabe esta fuera del pais por tiempo indefinido pero pronto seguro estara de regreso el entusiasmo por hallar casos mas dificiles lo lleva a buscar hasta fuera del pais - comente a las preguntas del señor Mason, tome una decicion respecto a que tipo de perfume seria el adecuado para el presente - creo que me llevare este - indicando el primer frasco a la señorita Laroque, elegante y bastante femenino, eso era lo que me indicaba mi sentido - ¿al final esta en busca tambien de un presente para una dama señor Mason? Me extraña que sea de ese tipo de persona, de mi lo espero pero de alguien casi identico a mi colega Holmes, lo veo bastante raro - comente con sentido del humor -

Me dio algo de curiosidad saber quien seria aquella dama a la que le llevaría un presente el señor Mason. Como bien lo había dicho ya el caballero que estaba allí, Mason no parecía ser de los hombres que dan presentes delicados a una mujer en especial.

-Bueno señor Mason, usted conocerá a esa afortunada dama, me seria de mucha utilidad conocer los gustos de ella, así podría encontrar un aroma que le agrade y se perfecto para sus gustos, incluso que le recuerden algún evento memorable de su vida.

Tome el frasco de perfume que el señor me había indicado.

-Es una hermosa elección.- dije sonriente mientras tomaba con cuidado el frasco y le anude un lazo para darle un toque aun más delicado y femenino, y procedí a envolverlo en un paquete de terciopelo, acomodándolo con cuidado para que no se rompiera. –Espero que a su mujer le agrade.- le sonreí.

Me encogí de hombros, procurando no darle importancia al asunto.
- Bueno, nunca está de más hacer algún regalo de vez en cuando, doctor. Sí, conozco muy bien a la mujer en cuestión. ¿Qué necesita saber de ella, señorita Laroque? - pregunté, pensando en lo que podría decirle - Es una mujer joven, con mucho carácter, independiente, algo alocada, pertenece al mundo del arte y le gustan los aromas exóticos.

- bueno en realidad no es para mi mujer sino para una pequeña paciente que es estudiante suya, ha estado enferma los ultimos dias y diciendo que ya esta en edad de comprometerse y todo eso jajaja - rio de buena gana a las cosas que habia dicho la jovencita de 14 años asi que como muestra de mi aceptacion a su decicion me vi obligado a regalarle algo no tan infantil pero igual de soñador para una pequeña dama... -tome el regalo y mire al señor Mason que explicaba como era la mujer - le gusta el arte...? de nuevo.. me sorprende señor Mason que este interesada en alguien asi.. yo diria que usted era del tipo mayormente matematico-intelectual...

Oí atentamente la descripción que el señor Mason hacia de aquella mujer.
- Es una mujer joven, con mucho carácter, independiente, algo alocada, pertenece al mundo del arte y le gustan los aromas exóticos.

Me causo cierta gracia al oírlo, aquella descripción concordaba con alguien que conocía, y que él también conocía. Sin embargo no quisiera dar una predicción falsa, pero estaba casi segura de quien se trataba.

-Confío en que alguno de estos aromas le agradara.- le dirigí una sonrisa cómplice mientras me dirigí hacia uno de los estantes, tomé unos frascos de los cuales colgaba una pequeña etiqueta con algunos escritos japoneses.

Acomode los frascos sobre el mostrador, y realice el mismo proceso que había hecho para el señor que había ingresado anteriormente.

-Si no le agrada puedo mostrarle otros.- dije sonriente.

Luego dirigí mi mirada hacia el otro hombre que se encontraba en la tienda.

-Espero que ese perfume sea del agrado de la pequeña dama.- sonreí y realice una pequeña reverencia.

- Y soy de ese tipo - le contesté al doctor Watson - Pero eso no significa que no pueda disfrutar de un buen concierto o de una buena representación teatral. Aunque reconozco que no suelo hacerle regalos a nadie, pero las costumbres están hechas para saltárselas de vez en cuando.
Tenía razón, yo siempre había sido frío, analítico, observador y calculador pero, cuando estaba con Ella, todo cambiaba.
Me incliné sobre el mostrador para estudiar los perfumes que la señorita Laroque me ofrecía. Yo no sabía mucho, por no decir nada, de aquellas cosas, pero tenía buen olfato y podía encontrar alguno que se adecuara a Ella. Me llamó la atención uno que tenía una mezcla de olores suave aunque sugerente, como de rosas y de algún tipo de fruta exótica que yo no reconocí.
- Me gusta este - dije, tomando el frasco entre mis manos - ¿De qué está compuesto este?

Espere en silencio mientras el señor Mason hacia su elección.
Luego de inspeccionar cada uno de los perfumes me indico cual era su preferido.

-Es un hermoso aroma el elegido señor.- sonreí. –Está compuesto con Yuzu, una especie de limón japonés, y mi secreto.- reí mientras guiñaba un ojo.

Un perfumista nunca revelaría sus secretos, al igual que los magos. En especial yo, que creaba mis aromas únicos y personales, pensaba que cada persona era especial y diferente, cada persona tenía su propio aroma personal, el cual debía conjugarse con el perfume que usará.

-Espero que sea de agrado para esa mujer especial.- le sonreí, por algún motivo, sospechaba de quien se trataba.

Escuchando las palabras del señor Mason me recordo a Holmes, acaso estabamos viendo un proximo y famoso detective a la vuelta de la esquina, bueno, potencial no le hacia falta lo tenia de sobra asi que me daba por sentado el hecho de que fuera como fuese que las relaciones llevaran a formar al hombre. Estaba de acuerdo con su opinion de aceptacion sobre las costumbres.

- entonces tenga cuidado de no hacer un mal movimiento o la observara irse de sus manos con facilidad Sr. Mason... -aconsejo el doctor con un notable acento divertido y miro a la joven dependienta quitandose el sombrero con un gesto de apreciacion por su ayuda- mi lady, me ha ayudado bastante a descubrir mas sobre las insospechadas maneras que tienen las mujeres de pensar - sonrei y guarde el regalo en uno de los bolsillos de mi gabardina caminando hacia la salida - entonces hasta una proxima ocasion señor Mason - hablo ya caminando y de espaldas a ellos, pero se giro e hizo una reverencia igual que lo habia hecho antes la dependienta- Señorita Laroque - y salio a las afueras de la ciudad sintiendo de nuevo aquel frio viento volar por las calles de la city -

- Procuraré hacer lo que me dice, doctor. Espero que pase un buen día - me giré hacia la señorita Laroque - Me lo llevo. ¿Cuánto cuesta? - pregunté, sacando mi cartera del bolsillo.

Realice una reverencia en modo de saludo al señor que se marchaba.

Luego dirijo mi mirada hacia el señor Mason, el cual ya se había decidido por uno de los perfumes y preguntaba su precio.

-Oh, no es nada señor.- hice una reverencia.- Es un honor para mi tenerlo en la tienda, además de que es usted quien esta trabajando en el caso de mi padre, tómelo como agradecimiento. Ademas usted es un amigo.- hice una pausa.- El primero es cortesía de la casa.- reí.

- Se lo agradezco mucho, pero preferiría pagárselo, no me gusta sentirme en deuda con nadie, y ya sabe que el dinero no supone ningún problema para mí - le respondí, con una sonrisa - Por cierto, tengo algunas novedades sobre su caso. No se lo he dicho antes porque no creo que este sea el lugar más indicado para hablar de ello, con clientes entrando y saliendo. Si desea podríamos vernos en algún lugar más privado, su casa o la mía, como usted guste y cuando usted quiera.

-Entiendo, también pienso que seria molesto hablar de algo privado aquí, habría interrupciones y demás.

Tenia noticias de mi padre!
Cierto nerviosismo, y muchas dudas me invadieron, deseaba que me lo dijera ya mismo, sin importar si entraban clientes a la tienda, pero tenia razón no era lugar indicado.

-Iré a visitarlo cuando usted desee, yo puedo cualquier día después del trabajo.- le sonreí.

Me sentía feliz, al fin podría saber algo más.
Sin embargo no podía evitar sentir miedo también.

- Cuando a usted le venga bien, esta misma noche si le parece. Bueno, he de irme ya. Muchas gracias por ayudarme con lo del perfume - me quedé mirándola.
Una chica extranjera tan joven, recién llegada a Londres y viviendo sola... Era peligroso deambular por aquellas calles a ciertas horas.
- Le enviaré un coche de caballos a su dirección a las 10, si usted no tiene inconveniente. No es seguro andar sola por Londres en plena noche. Si alguna vez necesitara ayuda de cualquier tipo, no dude en contactar conmigo, ¿de acuerdo? Buenos días, milady - dije, mientras tomaba su mano para besarla, como un buen caballero.

-Es muy amable señor Mason, muchas gracias por preocuparse.- le sonrío.- Nos veremos esta noche. Y si necesita algo, puede pedírmelo y ayudare en lo que pueda.- luego de que besa mi mano, hago una pequeña reverencia.

No me gustaría ser una molestia para nadie, y mucho menos para el señor Mason, es un hombre ocupado y tendrá prioridades.

-Tenga un muy buen día señor, cuídese.- Lo despedí.

Luego me dirigí hacia el mostrador para acomodar los frascos de perfume que hacía poco había retirado de sus escaparates.